Time Out Barcelona: Planeta Cataluña
«Quiero ser la ‘churri’ de Artur Mas»
Como dice ella, «mi profesor de castellano creó un monstruo». La cómica norteamericana Rachel Arieff, tras cinco años triunfando con el Anti-Karaoke – ceremonia del desconcierto en que fans del rock suben al escenario a interpretar sus temas favoritos con más cara que espalda – presenta un nuevo show de comedia: a Planeta Catalunya, cada último jueves de mes en el Café Teatro Llantiol, pasa por la apisonadora humorística su vida en este pequeño país .
Pregunta obligada: ¿como fuiste a parar a Barcelona?
Yo vivía en Los Ángeles. Vine de vacaciones, me enamoré y decidí probar de vivir cinco meses. Hace seis años que estoy. Ya podríamos haber tenido un hijo no deseado!
Después de tanto tiempo aquí, ¿qué opinión te merecen los tópicos sobre los catalanes?Antipáticos, avaros… ?
Bien, yo soy judía, o sea que no tengo ningunos puntos de referencia sobre ser avara! No puedo generalizar, pero como pueblo sí tiene características generales. Sois tolerantes y elegantes. Cerrados? Sí, pero eso para vosotros es un orgullo y casi en presume. Es verdad que cuando te haces amigo de un catalán es para toda la vida. Si no me muero durante la espera! En el rato que te haces amiga de un catalán, me podría haber hecho amiga de diez chinos o de quince dominicanos!
En el show dices que «si eres inmigrante, es mejor exagerar lo que la gente quiere oír». ¿Nos falta autoestima?
¡Sí!. No sé si es por la historia o por la represión franquista. Pero sois masoquistas. Y eso es gracioso. Incluso sexy! Aquí la gente aguanta cosas inaguantables. Como la Renfe … O como yo!
¿Trasladamos esta falta de autoestima en las relaciones de pareja?
Incluso esta pregunta refleja una gran falta de autoestima! Nunca he pensado así de los catalanes. Para mí sois muy refrescantes. Lo que me impresionó más cuando llegué fue que los hombres eran muy caballeros, no me violaban con palabras ni con miradas chungues cuando pasaba por la calle. En América se mezcla sexo, violencia, son puritanos y se avergüenzan del sexo. Allí las mujeres han de tapar su feminidad para sobrevivir. Se hacen miniputes o modelos, pero no gozan del hecho de ser mujeres.
¿Por qué has centrado el nuevo show en Cataluña?
Para un extraterrestre que venga, distinguir entre lo que sea catalán o español, europeo o mediterráneo, es muy complicado. Porque te parece otro planeta. Tengo mucho material de mi choque cultural.
Y cuando descubres que hay un pequeño idioma que es el oficial del Gobierno, ya ni te digo …
Cuando llegué no conocía la cultura ni tenía referencias. Ni podía hablar castellano … Si hablas en un idioma que no dominas, quedas siempre como una gilipollas. Tengo muchas ganas de presentar un número llamado «Humillación Lingüística». Es mi programa lingüístico, cómo aprendo a vivir aquí. Y, por cierto, no incluye el catalán. Para mí, ya es bastante satisfactorio humillarme diariamente en un idioma que no domino. Hay gente que disfruta con la sensación de dos idiomas jodiéndoles a la vez, pero supongo que soy más tradicional.
Sueles hacer mucha broma de la hipocresía de los gobiernos. Aquí te harás un harto, no?
Planeta Catalunya no es un show político. Tengo mucho miedo de la Generalitat. Me pueden cubrir los carteles del show con adhesivos de aquellos de «En Catalá!» Son muy duros, con el tema de los adhesivos. Aunque en el mos mi meta es ser la churri de Artur Mas. Y eso es personal. Ya tengo permiso de mi marido.
Pues date prisa, que si no gane las elecciones …
El podría animar muy bien! Pero la gente espera que joda caña a los políticos, y yo soy demasiado egocéntrica para ello. Estará más dedicado al sexo ya las cosas humillantes.
Por cierto, después de seis años de Antikaraoke, has visto algo similar en Estados Unidos?
No! Este formato funciona mejor aquí, donde el rock clásico no está tan quemado. Allí se asocia con el redneck que te metía de hostias en clase e iba a casa a hacer las cosas con tu hermana.
-Ricard Martín
MADRID vs. BARCELONA
«Es complicado decir qué público de Anti-Karaoke es mejor, si el de Madrid o el de Barcelona» dice Arieff. «En Barcelona, donde tienen el show cada semana, el público es más… profesional. Tienen un nivel como artistas amateurs. En Madrid sólo tienen el espectáculo una vez al mes y se vuelven locos. Llaman como si estuvieran en un estadio! Es ridículo. En años pasados se agotaban las entradas y había gente que se quedaba en la calle llorando por no poder entrar.»